Una mujer acudió a un sabio consejero con la intención de reconquistar a su marido. Estaba desesperada porque, tras varios años, él había regresado de la guerra y desde entonces había mostrado una actitud indiferente y hostil hacia ella.
El sabio le dijo a la mujer que, para lograr atraerlo nuevamente, debía conseguir un pelo de oso salvaje.
Decidida a recuperar a su esposo, la mujer se dirigió a las montañas. Inició el ascenso y caminó durante horas por el bosque, hasta que logró encontrar a un oso.
Todos los días le llevaba un plato con miel y lo dejaba en la entrada de su cueva. Al principio, la bestia le rugía, pero a medida que pasaban los meses  la dejaba acercarse cada vez más.
Una tarde, mientras el oso dormía, la mujer le arrancó un pelo y se lo llevó al sabio.
Él sonrió:
-Mujer, no necesitas ningún brebaje mágico. Si has logrado conquistar a un oso feroz con amor y paciencia, de la misma forma podrás volver y recuperar a tu marido.