Te agradezco, papá, la vida. Pero no mi nacimiento sino la vida que me has hecho llevar. El camino de mi vida.
Una vida de respeto por el otro, de ideales e idealistas, de valores firmes.
Una vida de aprendizaje. De evolucionar, no de trepar… Una vida para ser libre, para elegir mi destino…
Una vida con música, con libros y con arte. Una vida para disfrutar lo material y privilegiar lo espiritual, lo permanente.
Una vida con pasión, con generosidad y también con humildad.
Una vida agradecida porque tú eres mi padre y, decisivo, esencial, con tu amor y tu ejemplo, estás presente en ella.

Lidia María Riba.
www.lidiamariariba.com