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Usar el amor para la propia conveniencia. Imprimir
Reflexiones sobre el amor - Leo Buscaglia

La llamada “década del yo” de los años 80 consideraba el amor como una transacción comercial, donde las personas quedaban reducidas a mercaderías. Éstas se mostraban más interesadas en la gratificación personal que en la satisfacción mutua.
Por supuesto, notados se sentían identificados con esta actitud; sin embargo, la mayoría de nosotros conocemos relaciones basadas en estos valores ligados al “yo”, es decir, dos personas que, sin importarles el otro, persiguen en forma independiente sus intereses personales.
Hace muchos años, comenta Leo Buscaglia, conocía una mujer que tenía un esposo tan perfecto que parecía haberlo elegido de un catálogo. Era bien parecido, inteligente, trabajador, dedicado y fiel, el mejor de todos, para poder impresionar a sus amigas y gratificar su ego.
 Después de unos pocos años me dijo que el “Señor Perfecto” había perdido su brillo, como un vestido despampanante cuando se lo usa demasiado. Casi no sintió remordimiento cuando lo dejó para buscar un nuevo amor. Lo consideraba una obligación para consigo misma. Al poco tiempo, ella se volvió a casar. Su primer marido, por otra parte, aun no se ha recuperado.
Cuando usamos a los otros como medios para lograr nuestros propios fines, los reducimos a un nivel de objeto. No es de sorprenderse entonces que aquellos que hemos usado queden rotos y dañados durante años, o quizá para siempre.
Dicho comportamiento es una distorsión de la decencia más elemental. No tiene nada que ver con el amor.

*
Lo que generalmente debilita y envenena nuestra felicidad es
sentir que se acabará y llegaremos al fin de los que nos atrae.
Pierre Teilhard De Chardin.

 
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