Una pizca de discreción vale más que un manojo de conocimiento. (Proverbio Italiano) Imprimir
Reflexiones sobre el amor - Leo Buscaglia

Los niños necesitan una solución inmediata a sus frustraciones. Si no la obtienen, se valen del pataleo o del llanto para lograrlo. A medida que crecemos aprendemos, con dolor, que el mundo no fue creado sólo para nosotros. Los demás necesitan y merecen nuestra consideración. Conocemos el tacto y la discreción y aprendemos a escuchar a esa vocecita interior que nos dice: “¡Cállate! No es el momento, el lugar ni el motivo para dejarte llevar por tus impulsos”. Aprendemos a aquietar las pasiones y dejarnos manejar por cabezas más frías.

Cuando verdaderamente valoramos los sentimientos del otro, estamos deseosos de posponer nuestros deseos, reprimir nuestras exigencias (al menos por el momento), pues sabemos que no lograremos la victoria si imponemos lo que decimos y, como consecuencia, perdemos el amor.

Tengo un amigo (comenta Leo Buscaglia) que explota ante la más leve provocación. Para defender este comportamiento, cita las teorías sobre la importancia de la ventilación psicológica, que afirman que si no expresamos inmediatamente la furia y la frustración, nos dañaremos física y psicológicamente. Entonces vive enredado en peleas familiares, en el trabajo, con amigos y con cualquiera que se le cruce en el camino en el momento equivocado.

Está convencido de que esto es bueno para su salud, sin importarle lo perjudicial que es para la salud (especialmente la salud mental) de aquellos que lo rodean. Sin embargo, no entiende por qué se siente rechazado, solitario y sin amor.

Un poco de represión, aunque estemos seguros de tener la razón, logra algo más que ganar amigos e influir en las personas. Realza sentimientos de respeto y amor, que además son la esencia de toda relación duradera.

 

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Con palabras agradables y un poco de amabilidad

se puede arrastrar un elefante de un cabello.

Proverbio Persa.