La paciencia. Imprimir
Reflexiones sobre el amor - Leo Buscaglia

La naturaleza nos ofrece una variedad infinita de plantas que nos fascinan y deleitan. Sabemos que sería ridículo de nuestra parte dictar sentencia sobre ellas. No la retamos para que florezcan cuando consideramos que deberían hacerlo. Tampoco las comparamos con otras plantas que se encuentran dentro del mismo jardín y que, creemos, son muchos mas bellas. Las dejamos desarrollarse en forma natural, es decir, crecer y florecer a su propio tiempo.
Sería lógico que aquellos que amamos recibieran la misma consideración, especialmente porque no podemos conocer totalmente las luchas interiores que están sufriendo. Aunque tengamos la mejor de las intenciones, esa impaciencia para que ellos “crezcan” y “sean sensatos” implica que creemos que es algo simple. Se supone que pueden y deben cambiar a nuestro antojo.
Salvé algunas de las mejores plantas cuando aprendí que si deseaba que prosperaran, sencillamente debía dejarlas vivir de acuerdo con su propia naturaleza. Muchas veces me rendí frente a algunas a las que había alimentado paciente y cuidadosamente para darme cuenta de que un día, no el elegido por mí, crecieron y se desarrollaron. Simplemente estaban esperando su momento.
A veces lo mejor que podemos hacer por los que amamos es permanecer a un costado, en silencio, ofreciéndoles paciencia, esperanza, comprensión y, simplemente, esperar.

 

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La llave de todo es la paciencia.
El pollito sale al cascar el huevo…
no al golpearlo violentamente.
Arnold Glasow