A finales de 1980, el diario británico Times publicó que era muy posible que Gran Bretaña cediera a la Argentina la soberanía sobre las islas. Varios ex diplomáticos nacionales confirmaron la versión.
Sin embargo, los tiempos se agotaban: en 1983 se cumplían los 150 años continuados de la ocupación británica de las islas, lo cual provocaba la prescripción de los derechos de la República Argentina sobre el archipiélago.
La dictadura militar, cuestionada fuera y dentro de la Argentina, decidió dar un manotazo de ahogado.
El ataque a Malvinas estaba planificado para una fecha patria: el 25 de mayo o el 9 de julio. Pero la gran debilidad en la que había quedado el gobierno dictatorial aceleró los tiempos. El General Leopoldo Fortunato Galtieri adelantó los planes y lanzó el ataque a Malvinas improvisada e irresponsablemente.
El intento tocó fibras sensibles de los argentinos y consiguió un apoyo inmediato de la población y de muchos representantes políticos que abogaban por el final de la dictadura.
La junta militar difundió su versión del conflicto bélico manipulando los medios de comunicación y consiguió “reanimar” el apoyo popular para continuar en el poder por algunos mese más…
El fracaso en la empresa, la presión de los organismos internacionales de derechos humanos y el de varios sectores sociales del país, socavó el escaso consenso del que gozaban los dictadores, precipitando acuerdos que encontraron una pronta salida hacia la reinstalación de las garantía e instituciones constitucionales en la Argentina.